martes, 13 de diciembre de 2011

CORAZONES AZULES (Por María Jimena Pereyra)


Estaba en casa junto a Ely, la maravillosa mujer que viene dos veces por semana a ayudarme en todo, mientras en las noticias se mostraba el caos que provocó la venta de entradas para la final del partido de Universidad de Chile. 



“Que desastre…tanto fanatismo!!” exclamó. ¿Fanatismo? Por Dios!!!  Eso es pura pasión. Estuve medio día tratando de hacerla comprender por que el fútbol causa tanto fervor.  Como algunos sabrán, soy hincha de Estudiantes de la Plata y le conté mi historia futbolera para que comprendiera un poco. 
Mamá a los 16 años, vivía en la ciudad de La Plata y entraba a estudiar pedagogía. Quería buscar un trabajo de medio tiempo para comenzar a disfrutas de su entrada a la vida universitaria. Sin pensarlo, se dirigió a la sede del club de sus pasiones, a ver si había alguna vacante de lo que fuera. Fue así como se convirtió en asesora de gerencia, mucho antes de los computadores y celulares. Minuciosamente llenaba a mano las fichas de todos los socios, marcando las cuotas pagadas y las deudas.


Un día cualquiera se le acerca un socio más a consultar algo sin importancia. Me cuenta que se perdió varios minutos en sus ojos verdes, en lo guapo y apuesto que era (en ese entonces) este joven. Comenzaron a hablar del campeonato, de los jugadores, de los posibles refuerzos que contrataría el club…..de los secretos de camarín, en fin. 

Pasó el tiempo, fueron unos novios que disfrutaban ir a la cancha juntos. Llegaron los hijos. Las dos primeras dos niñas y los dos últimos dos chicos. 
Recuerdo cuando los 6 íbamos a los partidos, llenos de esperanza y sueños. Gritábamos al unísono y era el espacio donde todos estábamos autorizados para decir las peores barbaridades que se nos ocurrieran. Sí, la Argentina es un país futbolizado, donde la gente, por lástima, es capaz de matar y matarse por su equipo y quizás el único país del mundo donde hicieron de un 10….el Dios de una nación.
Mi equipo, estudiantes de la Plata, tuvo un pasado glorioso y los abuelos y padres se encargaron de transmitir eso a sus descendientes. Yo crecí sufriendo por mi equipo, no podía entender que un club tan grande como lo veían mis padres… siempre estaba de la mitad de la tabla para abajo, incluso, lo vi descender a segunda. Daba lo mismo, nuestro pasado servía para seguir firme al pie de la cancha dejando la garganta en cada partido. La brujita Verón junto con Palermo, ese mismo año, nos regresaron a primera.
Una vez que papá falleció y mis hermanos ya tenían la independencia para hacer lo que quisieran, no dudaban en juntar peso a peso para seguir a nuestro equipo a Brasil o Uruguay o donde fuera que jugaran un partido decisivo. Incluso, las veces que yo viajaba a casa, si había partido del Pincha, mis hermanos me esperaban en el aeropuerto con las entradas compradas. 
Recuerdo un viaje que fui a celebrar el cumpleaños de mamá que era justo el día de la madre. Se jugaba el clásico de la ciudad Gimnasia y Esgrima de la Plata v/s Estudiantes de la Plata, como cuando niños, nos fuimos todos a la cancha. Hacía calor y entre choripán y coca cola nos disponíamos a ver el partido. Uno tras otro fueron sucediendo los goles… 1… 2… 3… 4… 7 les hicimos!!!!!!! 7-0 y cuarenta mil personas estuvimos más de 20 minutos cantando a todo pulmón: “ja ja ja que risa que me da el día de la madre lo pasaste con papá…. eso es pasión, euforia… amor. 
Mi equipo volvió a tener un año glorioso, fue el campeón del torneo de clausura en 2006 y ganó la Libertadores ese mismo año. Como lloré!!!!!!!! Viendo las imágenes del ingreso del equipo a la ciudad con la copa en alza, sabiendo que mis hermanos y mi mamá estarían en la calle festejando. Como lloré, porque papá no pudo volver a ver esos logros y como lloré el día después, cuando mamá me llamó a un emocionada contándome que volvían todos del cementerio porque le habían ido a dejar un ramo de flores rojas y blancas a mi padre, igual que la bandera de Estudiantes. 
Eso es el fútbol para mí, no es ser fanático, es seguir la tradición de la sangre. Y aunque soy de Huachipato, espero que este miércoles la U gane por paliza. Por todos aquellos azules que lo son mucho antes de nacer. Y espero que en el fondo de su corazón los albos, los cruzados y todos sientan la misma felicidad, porque el que sabe de caídas, también sabe celebrar los logros del otro.